Durango no es set de televisión

¿De qué tamaño es la desesperación del Dr. José Ramón Enríquez que ha tenido que importar hasta actores para sentirse respaldado?

Durango amaneció esta semana con la presencia del exGaribaldi Sergio Mayer—sí, el mismo que un día es legislador y al otro influencer—paseándose con chaleco de Morena al lado de Enríquez. Y no es el único. También llegó Hannah de Lamadrid, la candidata perdedora en Coyoacán, a quien muchos en CDMX aún recuerdan por su campaña sin pena ni gloria… pero bien fondeada.

¿De dónde sale el dinero para que todo este elenco foráneo venga a calentar la campaña de Enríquez? Las sospechas apuntan alto y hondo: a redes de financiamiento de procedencia sospechosa, con vínculos que huelen a crimen organizado. No es la primera vez que se menciona que Enríquez no camina solo, y menos que lo haga con dinero limpio.

Mientras tanto, dentro de Morena local, nadie lo quiere. No lo respaldan ni con un like. Su historial brincando de partido en partido le ha quitado toda credibilidad. Por eso necesita importar gente que le aplauda, aunque sea por encargo.

Pero lo que más ofende no es el show, es el cinismo. Durango no es escenario para reality show político. Aquí la gente trabaja, vive, lucha. Y no está dispuesta a que su nombre y su esfuerzo se usen para financiar campañas disfrazadas de espectáculo.

Los duranguenses merecen un proyecto serio, no una campaña de Netflix mal financiada.