Chupaderos, cuna del cine en Durango, se cae a pedazos

Autoridades que promocionan a Durango como “Tierra del Cine”, se olvidan del lugar que le dio origen a esa identidad.

6/29/20252 min read

Las autoridades de Turismo han dejado en el olvido, desde hace años, la zona que le dio a Durango el distintivo de “Tierra del Cine”, un legado que comenzó hace 71 años, en 1954, con la filmación de la película “Pluma Blanca”.

Origen de la Tierra del Cine en Durango

Ese año marcó el inicio de la historia cinematográfica de Durango con el rodaje de Pluma Blanca, protagonizada por Robert Wagner, Jeffrey Hunter y Debra Paget. Fue la primera producción del viejo Oeste filmada en Chupaderos, donde se construyó un set cinematográfico que, con el tiempo, fue escenario de más de 130 películas nacionales e internacionales.

El auge cinematográfico llegó de la mano del actor John Wayne, quien dio proyección internacional a este poblado, conocido por muchos como “el Pueblo de Película”.

Producciones como El extraño hijo del sheriff, El gran Jack, Los siete magníficos, Los hijos de Katie Elder y El cavernícola —filmada en los montes de Chupaderos— consolidaron a Durango como un ícono del cine western.

Una de las últimas producciones realizadas en la zona, fue la serie Los Héroes del Norte. También se grabaron otras como El guardián de Bur Lankeston y Texas Ranger, con Chuck Norris, entre muchas más.

Chupaderos se cae a pedazos

Sin embargo, todo eso ha quedado en el pasado. Desde la administración de Jorge Herrera Caldera, los sets de Chupaderos fueron abandonados, trasladando las actividades y espectáculos al actual Paseo del Viejo Oeste, dejando a su suerte al sitio original.

Lizeth Flores Ávalos, nacida y residente de Chupaderos, lamenta este abandono: “Desde entonces nos dejaron solos. Todo el apoyo para mantener los sets se vino abajo, igual que el set mismo”, comenta.

Hoy en día, 12 familias habitan en lo que fueron estructuras del set cinematográfico. Una vive en lo que era el hotel; otra, en la cantina —convertida en tienda—; y el resto, en viviendas improvisadas dentro de fachadas falsas, que ahora funcionan como casas reales.

“Si estas familias no vivieran aquí, los sets ya estarían en el suelo. Algunos se han mantenido gracias a quienes los habitan. De lo contrario, ya no existirían”, narra Lizeth.

Agrega que mantener la madera original es costoso y cada día es más difícil restaurarla. Una de las fachadas icónicas, junto al antiguo Banco del Viejo Oeste, colapsó. En su lugar se construye otra edificación, pero sin conservar el diseño original.

A pesar del deterioro, hay turistas

Pese al deterioro, turistas de otros estados e incluso del extranjero siguen visitando el lugar, atraídos por la historia del cine western. En contraste, los visitantes locales son cada vez más escasos.

Hace un par de años, uno de los hermanos Almada acudió con su hijo para grabar un cortometraje. Afirmó que no quería saber nada del Paseo del Viejo Oeste, porque “la historia está en Chupaderos”.

“Es increíble —comenta Lizeth— que venga gente de fuera a valorar lo que las propias autoridades de Durango han dejado morir. Chupaderos puso a Durango en el mapa del cine mundial, y hoy se cae a pedazos.”

A 71 años del inicio de esa historia, Chupaderos se derrumba, mientras las autoridades que promocionan a Durango como “Tierra del Cine”, se olvidan del lugar que le dio origen a esa identidad.